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viernes, 25 de diciembre de 2009

REFLEXIONEMOS EN NAVIDAD

EL RUISEÑOR Y LA ROSA

Un ruiseñor vivía en el jardín de una hermosa casa.
Todas las mañanas una ventana se abría y el joven propietario de la casa, salía para admirar la belleza de su jardín, mientras comía pan.
Siempre caían migajas debajo de la ventana. El ruiseñor comía las migajas del pan, creyendo que el joven, intencionalmente las dejaba para él.
Así, en el ruiseñor se creó un gran afecto para el joven, propietario de la casa ya que a su modo de pensar, él se preocupaba por alimentarlo.
Un día el joven apasionado, decidió declarar su amor a su novia. Más , al no saber cómo hacerlo, se impuso una condición: Retribuir el amor que su novia sentía por él, regalándole una rosa roja.
Al día siguiente el joven visitó todas las florerías de la ciudad, mas su búsqueda fue en vano, ninguna rosa y menos roja.
Triste y desolado pidió ayuda a su jardinero, quien le ofreció otras flores, menos rosas rojas, ya que estaban fuera de temporada.
El ruiseñor que escuchaba la conversación, quedó muy triste por la desolación del joven.
Tendría que hacer algo, para ayudar a su amigo para conseguir la rosa roja.
El ruiseñor estando preocupado, preguntó al dios de los pájaros qué podía hacer, para conseguir la rosa roja para su amigo.
El dios de los pájaros habló y le dijo: Tú puedes conseguir esa rosa roja para tu amigo. Tendrás que hacer un sacrificio muy grande, que puede costarte la vida. No importa respondió el ruiseñor ¿ Qué debo hacer? Tienes que ir a la rosalera y allí, cantar toda la noche sin parar. El esfuerzo es muy grande y no sé si podrás resistirlo.
Así lo haré respondió el ruiseñor, todo por la felicidad de mi amigo.
Cuando obscureció, el ruiseñor voló a la rosalera frente a la ventana del joven, allí se puso a cantar, con su canto más alegre, para la formación de la rosa roja.
Un gran espino comenzó a entrar en el pecho del ruiseñor, y cuanto más cantaba, el espino mas entraba en su pecho, pero el ruiseñor no paraba de cantar y así continuó toda la noche. Un canto que simboliza la gratitud y la amistad. Un canto de amor tan grande, como la propia vida.
A la mañana siguiente, al abrir la ventana, el joven se sorprendió al ver la más linda rosa roja, formada con la sangre del ruiseñor y se cuestionó: ¿Será un milagro esta rosa roja?
Al acercarse para admirar tan hermosa flor, vio el cuerpo inerte del pobre ruiseñor y pensó: ¡ Qué ave más tonta!, teniendo tantos árboles donde cantar, eligió justamente hacerlo en medio de la rosalera que tiene tantos espinos. Ahora al menos dormiré mejor sin tener que escuchar su canto.
Cada quien da, lo que tiene en el corazón.

Cada quien recibe, con el corazón que tiene.

Oscar Wilde.

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